Otro de los jugadores que crea afición y que merece la pena ver es el serbio Igor Rakocevic. Este jugador tiene virtudes como un punto de mira muy bien afinado, un físico privilegiado, intensidad... Pero sobre todo, si hay una palabra que define al escolta de Belgrado es la calidad. Y es que este tío es muy bueno. Sin embargo, hay quienes dicen que el de Belgrado se olvida de todas sus buenas aptitudes en los partidos importantes de verdad o que incluso peca de individualista.
Antes de recalar en el club baskonista, Rakocevic había militado los dos años anteriores en ACB, en el Pamesa Valencia y en el Real Madrid. Con ninguno de los dos equipos consiguió disputar los play-off por el título (en Madrid se debió a una enfermedad). La temporada pasada sirvió para espantar fantasmas e Igor Rakocevic se erigió en uno de los mejores jugadores del equipo vitoriano, convirtiéndose así en el referente exterior del equipo.
Galardonado con el trofeo Alphonso Ford (otorgado por ser el mejor anotador de la Euroliga), ‘Rako’ se acopló a la perfección a un bloque hecho y se notó que asumió que él no era la única estrella. Poco a poco fue adaptando su juego a las exigencias de Perasovic y su esfuerzo se notó incluso en defensa, donde también tuvo mejor rendimiento que Erdogan. Cuando se conjugan actitud y aptitud, surge una gran estrella como lo fue el serbio durante buena parte de la temporada. Sin embargo, es cierto que hubo partidos clave en los que estuvo desacertado por los férreos marcajes a los que fue sometido y que no supo cómo ayudar a sus compañeros.
Su juego se basa en su calidad individual y su buena puntería (campeón del concurso de triples este año). El escolta baskonista posee un manejo de balón propio de un base (aunque no su visión de juego) y una muñeca digna de los mejores artilleros balcánicos. Su capacidad en el bote le ha permitido durante el último año actuar algo “al margen” de la táctica azulgrana y sirvió como desatascador en esas posesiones en las que el equipo no sabía cómo atacar el aro con el segundero de la posesión agonizando.
Antes de recalar en el club baskonista, Rakocevic había militado los dos años anteriores en ACB, en el Pamesa Valencia y en el Real Madrid. Con ninguno de los dos equipos consiguió disputar los play-off por el título (en Madrid se debió a una enfermedad). La temporada pasada sirvió para espantar fantasmas e Igor Rakocevic se erigió en uno de los mejores jugadores del equipo vitoriano, convirtiéndose así en el referente exterior del equipo.
Galardonado con el trofeo Alphonso Ford (otorgado por ser el mejor anotador de la Euroliga), ‘Rako’ se acopló a la perfección a un bloque hecho y se notó que asumió que él no era la única estrella. Poco a poco fue adaptando su juego a las exigencias de Perasovic y su esfuerzo se notó incluso en defensa, donde también tuvo mejor rendimiento que Erdogan. Cuando se conjugan actitud y aptitud, surge una gran estrella como lo fue el serbio durante buena parte de la temporada. Sin embargo, es cierto que hubo partidos clave en los que estuvo desacertado por los férreos marcajes a los que fue sometido y que no supo cómo ayudar a sus compañeros.
Su juego se basa en su calidad individual y su buena puntería (campeón del concurso de triples este año). El escolta baskonista posee un manejo de balón propio de un base (aunque no su visión de juego) y una muñeca digna de los mejores artilleros balcánicos. Su capacidad en el bote le ha permitido durante el último año actuar algo “al margen” de la táctica azulgrana y sirvió como desatascador en esas posesiones en las que el equipo no sabía cómo atacar el aro con el segundero de la posesión agonizando.
Plenamente integrado en el club y la ciudad, Rakocevic estará este año bien acompañado y sus defensores no podrán sólo centrarse en él, lo que puede beneficiarle. Además, el Baskonia cuenta este año con dos aleros altos que le liberarán en defensa de lidiar con jugadores más grandes que él, algo en lo que la temporada pasada sufrió bastante.
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