lunes, 15 de octubre de 2007

Resaca post-partido

Qué bien dormirían ayer todos los baskonistas. Ganar al Real Madrid siempre es un gustazo, y mucho más si se hace por 23 puntos de diferencia con la sensación de que si el partido dura cinco minutos más la paliza podría haber sido de escándalo.

Lo cierto es que al Buesa Arena llegó un rival muy subido de humos, después de ganar a unos Toronto Raptors que se encuentran en el inicio de su pretemporada y no acostumbrado a las reglas FIBA. Los propios jugadores madridistas se declaraban en superioridad a su rival. Y cuarenta minutos de juego, o de exhibición mejor dicho, sirvieron para que los blancos volvieran a la capital del reino con una paliza en contra que tal vez les venga bien para volver a la realidad.

El Baskonia de Spahija mostró una cara propia de un equipo a mitad de temporada y muchos quisiéramos que el equipo juegue así de febrero a final de temporada, cuando llegan los partidos de verdad. Sin embargo, quedó la agradabilísima impresión de equipo hecho, bien trabajado tácticamente, y con una capacidad de jugar como bloque que hacía tiempo que no se veía por Vitoria.

En defensa predominaron los marcajes individuales, donde destacó sobre todo un Sergi Vidal que, por momentos, supo contener a Bullock. El norteamericano agradecía sobremanera los minutos en que el capitán baskonista estaba en el banco. Otro rasgo fueron las ayudas que ofrecían los pívots en la línea exterior, provocando que después el equipo tuviera ciertos problemas en el rebote defensivo. Aunque este problema fue menor gracias a la aportación bajo aros de Mickeal, donde cogió siete rebotes defensivos.

Muy bien el alero estadounidense, que ha sabido adaptarse a las exigencias de un equipo en el que, por primera vez, no es el líder indiscutible. No peca de individualismo, trabaja bien el rebote y tiene una gran capacidad para penetrar en ataque. Aporta la fuerza de ese alero alto que tanto ansiábamos en el equipo desde la marcha de Nocioni, tras los 'intentos fallidos' con Hansen y House.

En ataque el equipo jugó a las mil maravillas, exceptuando una pequeña fase del tercer cuarto. Prigioni manejó al equipo con maestría (repartió ocho asistencias) y confirmó ser el líder del equipo tanto dentro como fuera de la cancha. El equipo movía y movía el balón, buscando siempre por lo menos dos situaciones de tiro; dando ese pase de más. Splitter lo agradeció, y mucho. El otro líder del equipo se puso las botas y fue el volcán que se le pide que sea. La baja de Scola le va a hacer mucho bien.

Al brasileño también le beneficia mucho el juego de clara vocación exterior, donde tanto Teletovic (increíble muñeca exhibida desde el triple) como Johnson actúan de 'cuatros' abiertos que generan al de Joinville un bonito espacio en la zona. Por cierto, Linton Johnson parecía que llevaba bastantes más de dos sesiones entrenando junto al equipo. Mostró una actitud defensiva buenísima y llegó a anotar un triple.

Y por poner algún 'pero', hay que destacar, para mal, las actuaciones de Planinic y de Jasaitis. Aunque más la del croata pues el nuevo alero lituano no disputó más de minuto y medio en todo el encuentro. Zoran salió al partido ausente, sin concentración. Llegó a escuchar algún silbido desde el público después de que cometiera alguna que otra pérdida más que evitable y se atrevió muy poco a hacer su juego de entradas a canasta. Desde luego, debe entonarse mucho más, sobre todo con un Prigioni tan colosal al lado.

Ahora toca la visita a Fuenlabrada, pista que mucho miedo me da y donde se ha perdido en las dos últimas visitas. No sé si ganaremos o perderemos, pero estoy convencido de que el partido será difícil en extremo. Además, los madrileños vienen de ganar con autoridad en Sevilla a un Cajasol que empieza a ver su nuevo ambicioso proyecto titubear.

No hay comentarios: