Recuerdo cuál fue el partido perfectamente (no el de su debut, sino el de su “exposición de habilidades”). Fue frente a aquel sorprendente Lucentum Alicante de finales del 2004 que marchaba como líder allá por la jornada 14. Era la segunda temporada de Tiago en Vitoria, después de que entrase a mitad del curso anterior para jugar con la primera plantilla baskonista. Splitter anotó 27 puntos y sumó 8 rebotes en sólo 23 minutos y llenó de esperanza a una afición que veía en él a un volcán que iba a entrar en erupción.
El enclenque y descoordinado chaval que llegó a Vitoria con 15 años había crecido y se había hecho mucho más fuerte. Reunía mucha altura, rapidez, defensa e intimidación. La grada se dio cuenta de que Tiago había crecido y que ya estaba listo para dar el salto de calidad; para ser un jugador importante.
Y en sus cinco temporadas en Vitoria eso ha sido Tiago Splitter; un jugador importante, sin dejar de dar la sensación de que su talento le podría hacer dar más de sí. Pero el brasileño siempre ha tenido la excusa de estar a la sombra de Luis Scola. Daba la casualidad de que cuando el argentino era baja, Splitter multiplicaba sus números. Y el mismo suceso se esperaba que ocurriera este año.
Splitter comenzó como un huracán la temporada, dominando e imponiendo su juego. Los espacios creados para él por Mirza Teletovic y su buena conexión con Pablo Prigioni favorecieron a su empuje inicial. Sin embargo, parece que no haber descansado en verano y haber jugado el Torneo de las Américas con su selección está empezando a pasarle factura y ahora mismo no se encuentra en un buen momento de forma.
El brasileño continúa siendo un jugador muy importante en la rotación azulgrana, pero parece que su progresión se ha estancado desde hace un par de temporadas. Además muchos le achacan algo de falta de ímpetu en algunas acciones en las que sigue pecando de novato. ¡Húndela ahí, Tiago! Es lo que suele escucharse en el pabellón cuando, en lugar de colgarse del aro, Splitter hace una inocente bandeja de fácil intimidación. Y en defensa también suele realizar a veces actos de pardillo. Por no hablar de su 56% en tiros libres.
Pero no nos engañemos. Splitter a sus 22 años es uno de los mejores pívots que hay en el continente y éste será el último año que se deje ver por Europa antes de recalar en San Antonio Spurs. Todos sus defectos son mejorables con trabajo y, con muchos años aún por delante y un duro proceso de aprendizaje en la NBA, Splitter irá a más.
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