jueves, 13 de diciembre de 2007

Efecto airbag

El equipo de Spahija, que no el propio entrenador croata, ha salvado el culo ganando al Olympiacos. Neven encaró el partido con aparente tranquilidad, la que le dio esta semana Kerejeta en una reunión cara a cara, como le gusta al máximo mandatario azulgrana. Con su apoyo y el de la parroquia gasteiztarra, Spahija y el equipo pudieron disputar el partido frente a los del Pireo con no más tensión de la que de por sí generan cuatro derrotas consecutivas en un club como el Baskonia.


Y lo cierto es que muchos parecía que veíamos la idéntica situación de los anteriores encuentros cuando, en el segundo cuarto, los griegos hacían añicos la ventaja de 10 puntos alavesa y pasaban a comandar el duelo. Incluso los de Gershon llegaron a ir por delante con una diferencia superior a los dos dígitos en el marcador y los nervios comenzaron a aflorar. Los síntomas eran los mismos, sobre todo procedentes por el mal momento de juego de Prigioni en la dirección y el desvío del punto de mira de Mirza Teletovic.

Pero esta vez los chicos azulgranas no llegaron a derrumbarse del todo y, cuando peor pintaba la cosa, Pete Mickeal se convirtió en el ejemplo a seguir por sus compañeros (merece que en breve escriba un artículo sobre su papel en este equipo) y su casta terminó por contagiar a todo el equipo, que se veía sin su principal referencia exterior por la lesión de Igor Rakocevic.

Dejar a un plantel como el Olympiacos en tan sólo cinco puntos en el cuarto final habla muy bien de la defensa local, en la que Planinic, Vidal, Mickeal, McDonald... estuvieron destacabilísimos. Y en ataque, pese a no encontrar demasiada clarividencia, Planinic supo cuándo jugarse los balones con acierto y se desenvolvió bien al mover el balón en estático. Los contraataques impulsados por los robos defensivos hicieron el resto.

En la última posesión los griegos lucharon por salvar el basket average (estaba en 5 puntos) pero de nuevo no supieron cómo atacar y no sólo se frustraron sus esperanzas, sino que el marcador llegó a una diferencia final de 11 puntos con un triple de Planinic sobre la bocina (75-64).

El orgullo del guerrero herido y la defensa que nació en una situación límite fueron, sin duda los artífices del triunfo que suaviza los efectos de esta crisis baskonista. Una defensa que recordó la de un animal herido que, en su agonía, saca fuerzas de donde no las tiene y lucha para salvar su honor, dando embestidas a la nada. Esta vez, estas embestidas azulgranas contactaron con el ataque del Olympiacos y, de forma inesperada, terminaron por sorprender al conjunto del odiadísimo 'Pini' Gershon.

Si el equipo vuelve a ir para arriba y vuelve a ser competitivo, cuando termine la competición mucha gente no se acordará de estas dos últimas semanas. Ojalá eso se cumpla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo veo al equipo sacando la cabeza... De hecho, me gustó más el partido contra el barsa que contra el Olympiakos.

A ver si podemos remontar el vuelo y el baskonia vuelve a darnos, al menos, las alegrías que nos daba hace 20 días!

Un saludo,

joseba

PD. Acabo de descubrir tu blog, y está muy bien. Zorionak y ánimo!

jnaberasturi dijo...

Es cierto Joseba que el equipo o, mejor dicho, parte del equipo, dio mejor SENSACIÓN en Barcelona que en Atenas, aunque el resultado fuera adverso. Aunque la volviéramos a cagar en los minutos finales, esta vez lo achacaría más a la mayor frescura del Barça (y al acierto de Lakovic) más que a los habituales errores de finales de partido ajustados a los que estamos acostumbrados.

Gracias por tus ánimos, intentaré seguir publicando al mismo ritmo que hasta ahora.

Un saludo