sábado, 24 de mayo de 2008

Cerca de la final (una más)


Antes de nada, mis disculpas a todos los que en las dos últimas semanas hayan insistido en entrar en este blog para no encontrar nada nuevo. Universidad, problemas informáticos y el toro famoso que te coge cada vez que dejas todo el trabajo para el final no me han dejado continuar como hubiera querido comentando estos play-off del Baskonia.

Unos play-off que no están haciendo más que confirmar que la vida anterior no vale de nada. ¿Y quién no sabe esto? Pues salvo Joan Plaza, el equipo merengue y los medios de comunicación madrileños, creo que todo el mundo. Y por cierto, uno de los que más presente lo tiene es Sergio Scariolo, la otra cara de la moneda.

Su pericia, una habilidad innata para preparar encuentros específicos y un bloque de jugadores que sabe jugar como un equipo han bastado para eliminar a los imbatibles y favoritos campeonísimos, que también partían con la ventaja de tener al mejor entrenador de la ACB (y yo que creía que Aíto estaba en el Joventut).

El caso es que los andaluces, que no sé si la gente se pensaban que se habían colado en los play-off por sorpresa, demostraron ser un gran equipo. Y ahí están, jugándose entrar en la final frente a nuestro Baskonia, que por inercia y por la vuelta de Planinic eliminó a un Pamesa que no para de dar decepciones. Katsikaris parece no ser el entrenador que parecía en un principio.

El Unicaja llegaba en forma y el Baskonia con una interrogación como una catedral acerca de su estado de forma, ya que pocas trabas le opusieron los taronjas. Sin embargo, los malagueños entraron en el parqué del Buesa con el complejo de estos dos últimos años pesando más que una vaca en brazos. Prigioni dirigió muy bien en el primer cuarto, Mickeal se hizo dueño del rebote, Splitter tapaba bien a Ndong y no se cargaba de faltas y Rakocevic disparaba la anotación local al comienzo.

Cuando la ventaja llegó a los 19 puntos ya se intuía una nueva soba al Unicaja. Es incomprensible lo que le ocurre a este equipo cuando se mide al Tau, pese a que la plantilla y el entrenador de este año y el pasado hayan ido cambiando. Sin embargo, la zona que plantó Scariolo volvió a atragantarse demasiado, con un Prigioni que se olvidó la brújula en el vestuario. Rakocevic no estuvo nada acertado desde fuera y Mickeal y Vidal, jugadores cuyas principales virtudes no son el tiro exterior, poco pudieron abrir la defensa malagueña.

Creo que Spahija tardó bastante tiempo en dar entrada a Jasaitis, aunque cuando entró el lituano no lo hiciera más que para mejorar la defensa (y lo hizo bien). Al entrar en el último cuarto no había diferencias en el marcador, pero daba la sensación de que era algo irreal. Parecía que en cuanto el Baskonia encontrara la solución para afrontar la zona cajista se terminaría el asunto. Ndong parecía estar muy solo en un ataque que echó de menos el carácter de un Cabezas que al que jugar frente a Planinic le empequeñece.

El croata jugó de forma excepcional. Su presencia no hizo que el movimiento del balón mejorara mucho, pero sus destellos individuales y su acierto desde fuera sirvieron para romper la defensa zonal verde. A eso hay que sumar su gran defensa, con tapones incluidos. Sin el de Mostar, ayer el partido se habría complicado mucho más.

Una vez más esta temporada, el Baskonia vuelve a dar la talla cuando hace falta. Los discursos de angustia y pesimismo sobran cuando los de Spahija están a un encuentro de llegar a una final más. Perder en Málaga tampoco sería ningún síntoma de desfallecimiento; estamos en unas semifinales de liga. En todo caso, tener una buena salida en el Carpena para recordar a los malagueños su trayectoria frente a nuestro equipo sería dar un paso de gigante para llegar a la quinta final.

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