jueves, 16 de octubre de 2008

Un chico con galones


Es pronto para comenzar a emitir juicios sobre el equipo, sobre todo teniendo en cuenta que aún no se le ha visto con Tiago Splitter, el cual supongo que condicionará y cambiará algo el estilo que hasta el momento ha desarrollado el cuadro de Dusko Ivanovic. Algo que no variará, eso seguro, es la testiculina que, de momento, ha traído para Vitoria alguna que otra victoria.

De momento es esta característica la que está despejando varias de las dudas que se tenían sobre la plantilla, las cuales no eran pocas. Principalmente, dos son/eran los aspectos que más preocupa/ban a la afición: la dirección y el juego interior. En el puesto de base, traer a un jugador tan desconocido como Mustafa Shakur, unido a la poca ayuda mediática, han creado una desconfianza brutal y la creencia en la Prigioni-dependencia. Sin embargo, Shakur demostró en Málaga que sabe de qué va esto y que es válido. Ahora lo que le toca es mantener una regularidad.

El juego en la pintura era 'la otra' preocupación. Y es que hay que reconocer que la apuesta por los cinco jugadores que lo conforman es bastante arriesgada. El grupo compuesto por Splitter, Barac, McDonald, Teletovic y Eslava daba la impresión de ser insuficiente para competir al máximo nivel. Algo que, de todas formas, aún está por ver pese al buen arranque general del equipo. Del brasileño no hace falta decir nada; nadie en su sano juicio dudaría de él. Todos los demás parecían estar en tela de juicio:

- Los minutos de Eslava caerán a cuentagotas.
- ¿Volvería McDonald a hacer otro mal año? Pues parece ser que no. Está tan implicado como el que más, ha mejorado su defensa y tiene mucha más confianza.
- ¿Había madurado Barac tanto como para estar ya con el Tau? Es el cuarto pívot y cada vez que salta a cancha, aunque cometa faltas estúpidas y sea blando en defensa, aporta. Intimida casi hasta sin querer y ese tirito que tiene...

- ¿Teletovic? ...

El bosnio es un caso extraño. De él se dice que tiene tantas carencias como virtudes. Todo sobradamente comentado. Llegó como un desconocido del que se esperaba muy poco hace dos temporadas (éste es su tercer año en Vitoria). Sin embargo, las lesiones hicieron que jugara muchísimos minutos a comienzos de aquella campaña. La gente se dio cuenta enseguida de que su tiro de tres era simplemente brutal, y que puliendo ese físico podría surgir un gran jugador. Cuando volvieron los lesionados (entre ellos Scola) y Perasovic dejó de pertenecer al Baskonia, Teletovic desapareció de la rotación azulgrana.

Con Spahija sí tuvo más protagonismo, aunque con el preparador croata parece que Mirza se 'acomodó', bajó su intensidad defensiva y en ataque se limitó al lanzamiento exterior. Daba la impresión de tener a un jugador que podría hacer muchas cosas más algo encasillado en su juego y, por tanto, con una progresión estancada.

Este año llega Dusko y la leyenda que dice que el montenegrino no suele aprovechar a los 'cuatros' abiertos infunde el temor en la grada del Buesa Arena respecto a Teletovic. Pues una Supercopa y tres partidos de ACB después, parece que ningún tiempo pasado vale. El ala-pívot bosnio es el miembro de la plantilla que más minutos por partido juega (33), el segundo anotador (15 puntos por partido) y el tercer reboteador (4 capturas).

Poco ha variado en su juego, aunque en lo poco que llevamos de competición parece apreciarse que está pidiendo más balones cerca del aro, donde no es un virtuoso pero le vemos 'culeando' a su defensor y buscando reversos con tiro a tabla que parecen gustarle y, además, son muy estéticos para el público. También vemos cómo se está atreviendo a penetrar después de amagar el tiro triple.

Pero lo que más se nota en él es en que parece que comienza a tener autoridad en el vestuario y eso se traslada a la cancha. Se está convirtiendo en pieza determinante, un terminador de partidos. Su sangre fría hace que no le tiemble el pulso en tiros de final de partido, de modo que hemos visto cómo Teletovic ha rescatado al Baskonia frente al Menorca o al Cai.

En definitiva, está respondiendo a las exigencias que tiene después de haber pegado un salto de rol secundario a uno de actor primario. Que no baje el telón.

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