lunes, 22 de diciembre de 2008

O2 World Berlin: volveremos en mayo

Como se temía que marcharía a estas alturas, incluso mejor, avanza el Baskonia en ACB y Euroliga. Comandando la clasificación en ambas competiciones, se puede decir que Ivanovic ya tiene claro cuáles son "sus" jugadores. Se diferencian de forma notable los primeros espada de lo que suele llamarse jugadores de segunda línea. Esta última semana y media, pese a que no haya podido seguir de cerca algunos encuentros, parece que estos hechos se han ido confirmando.

A algunos les parecerá bien y a otros mal, pero todos estamos de acuerdo en que soñamos con que el Baskonia sea un día campeón de Europa. Y la verdad, pocos escenarios mejores que el O2 World de Berlín habrá en el continente para convertirse, de una vez, en campeones. Todo un coliseo con una capacidad para 14800 espectadores que recuerda de forma exagerada a las canchas de la NBA.


De la cancha decir que, al inaugurarse hace únicamente tres meses, es bastante moderna. Un multiusos espectacular por fuera y por dentro, que a pesar de estar en el extremo de la vanguardia europea para mí carece de otros encantos de canchas no tan modernas. Se trata de unas instalaciones construidas y gestionadas por una empresa privada (la misma que lleva el Sazka Arena de Praga) que las presta en alquiler a particulares como el Alba Berlin o el equipo de la ciudad de hockey hielo, los Tigers.

El O2 World de Berlín está situado en la parte este de la capital germana, teniendo frente a su entrada principal a unos 100 metros la muestra más extensa que se conserva del antiguo muro. Hay varios medios de transporte para llegar al pabellón, pero el más cómodo, por lo bien que funciona, es el metro. Así pues, nos bajamos en la estación Warschauer Strasse, de la línea 1. A su salida ya se puede divisar el pabellón. De noche su fachada se convierte en una gran pantalla luminosa publicitaria.

Andamos desde la parada algo más de 100 metros y llegamos a las taquillas del pabellón, donde podemos adquirir entradas desde 10 euros. Entramos, y nos encontramos con un vestíbulo bastante amplio, nada que ver con el del Buesa, en el que encontramos gente que llega con bastante antelación al inicio del partido para cenar y beber cerveza, con alcohol. Los precios de los perritos calientes, kebaps, cerveza y demás son algo caros, pero puedo decir que es allí donde he probado el mejor perrito de mi vida.

Una alerta: allí eso de intentar colarse con las entradas baratas en la zona cara no se puede... al menos como en el Buesa. En cada vomitorio hay una persona que revisa tu entrada para ver si se corresponde con el sector al que quieres acceder. Entramos y nos quedamos contemplando un rato la reluciente pista. Los asientos son muy cómodos, acolchados y con un cacharro que sirve para apoyar el vaso de cerveza.

Entre que miras a un lado y hacia otro llega el momento de que comience el partido. Desde megafonía se ponen muy diversas canciones. Algunos aplausos en la presentación del Baskonia... y al presentarse el Alba comienza a salir humo por todos lados, se apagan las luces y encienden unos cañones de luz impresionantes que iluminan la entrada de los jugadores amarillos.

A todo esto, tanto la presentación como el partido se va viendo de forma simultánea por el videomarcador del pabellón, que debe tener su propia emisión por circuito interno. Durante el partido los aficionados baskonistas aparecimos en bastantes ocasiones (incluso al día siguiente en la televisión del metro berlinés). Por cierto que desde megafonía también se curraron un saludo en castellano. Otros efectos eran poner muchas musiquillas durante el partido. Un ejemplo es la de Only you que se dedicaba a cada triple de Casey Jacobsen.

Al final, el partido fue bueno, o entretenido. Los aficionados alemanes en general eran fríos, salvo cuando al final apretaron las tuercas al Baskonia. Un grupo de aficionados tras una canasta era como la peña más ruidosa, y de vez en cuando tocaban con sus tambores ¡BATUKADAS! El resto del partido, a la veintena de baskonistas se nos escuchaba bastante. De la afición alemana además decir que eran muy respetuosos y simpáticos, y que al final del choque felicitaban a los baskonistas.

En definitiva, un gran pabellón que marca la estela de los nuevos pabellones de basket. Muy moderno y con muchas comodidades, pero que hace que el público tire hacia el aburguesamiento, hacia la comodidad. Es la americanización del basket europeo; un lugar dispuesto para disfrutar de espectáculo pero que resta protagonismo al público como ese sexto jugador que es en otros sitios no tan cómodos como puede ser el Pionir de Belgrado.

1 comentario:

Pablo Hernando dijo...

Primera incursión en el periodismo gonzo... bien, bien.